Papá me parecía inmortal, un gigante sin peso que se enfrentaba invencible a todas las tormentas de la vida

Papá me parecía inmortal, un gigante sin peso que se enfrentaba invencible a todas las tormentas de la vida.
Un día como éste, hace 19 años, el tiempo, maestro de toda verdad, me mostró que su cuerpo no se quedaría para siempre; pero su luz permanecería en el Alba, en el canto del viento, en el mar infinito.
Sus manos aparecen en todo lo mío. Tal vez nunca se fue. Me protege en la sombra, es fuego que arde en mis inviernos, es el abrazo eterno que llena mis días de amor y felicidad…